jueves, 30 de mayo de 2013

Contabilidad creativa en Defensa

  • Defensa gastó el año pasado un 40% más de su presupuesto
  • España dedicó 9.600 millones de euros a sus Fuerzas Armadas en 2012. El Gobierno dijo que serían solo 6.316

Artículo publicado originalmente en Estrella Digital, 29-5-2013.

De cada cinco euros que el Ministerio de Defensa gastó en 2012, dos no estaban presupuestados en origen y se incorporaron a mitad de ejercicio. No por conocido este hecho deja de llamar la atención: falta de transparencia, confusión en las cifras, victimismo originado sobre indicadores de gasto parciales; mala técnica presupuestaria; y con tendencia a empeorar.
El Secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, lo dijo claramente en su última comparecencia en el Congreso hace pocos días, en la que informó sobre los programas especiales de armamento que taparon la ejecución del presupuesto de 2012, motivo también del debate parlamentario que se despachó en cinco minutos: el Ministerio gastó en 2012 un total de 8.709 millones de euros y “en los Presupuestos Generales de 2012 se le asignó una dotación inicial de 6.316 millones de euros”. El resultado es un crecimiento del 38%. La diferencia es de 2.393 millones de euros, que equivale a 398.161 millones de aquellas pesetas.

Las cifras anteriores no incluyen a los organismos autónomos vinculados a Defensa, con un gasto cercano a los 900 millones de euros, que sumados al gasto final señalado por Argüelles nos da una cifra real de gasto en Defensa en España en 2012 en torno a los 9.600 millones de euros.
En origen tenemos el Consejo de Ministros de 30 de marzo de 2012, cuando el Gobierno aprueba los presupuestos tras la prórroga durante el primer trimestre de los de 2011. En ese momento Moncloa habla de 6.316 millones, y destaca una ”reducción de 351 millones en inversiones, fundamentalmente en Programas Especiales de Defensa”.
Por volumen económico, la incorporación mayor a los presupuestos del Ministerio a lo largo de 2012 fue el crédito extraordinario por importe de 1.782 millones de euros aprobado en el Consejo de Ministros de 7 de septiembre de 2012 “para atender al pago de obligaciones correspondientes a programas especiales de armamento por entregas ya realizadas”, argumentaba el Gobierno. El objetivo, se decía, era “atender la deuda acumulada con los proveedores de Defensa durante los años 2010 y 2011, así como los compromisos de pago de 2012 no contemplados en el presupuesto de Defensa”. La figura elegida para el crédito fue un Real Decreto-Ley.
Como ejemplo sintomático, lo sucedido en este apartado es que los fondos previstos para afrontar los programas especiales pasaron de 204 millones de euros en 2011 a 4,95 millones en el presupuesto inicial de 2012, en marzo de ese año el Ministerio de Industria libró 309 millones para compromisos del Eurofighter y en septiembre Defensa aprobó el citado crédito extraordinario de 1.782 millones; todo para hacer frente a unos compromisos de pago en 2012 de 2.370 millones. ¿Resultado? La confusión.
El segundo gran capítulo que se suele olvidar cuando se utilizan cifras de gasto en Defensa corresponde a los organismos autónomos, algo menos de 900 millones de euros en 2012 destinados, en su mayor parte, a financiar el Instituto Social de las Fuerzas Armadas –ISFAS- y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial Esteban Terradas –INTA-; también pertenecen a este grupo el Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa –INVIED-, antaño buena fuente de ingresos para el Ministerio; el Servicio Militar de Construcciones; el Canal de Experiencias Hidrodinámicas de El Pardo; y el Organismo de Cría Caballar de las Fuerzas Armadas. Del presupuesto de Defensa desapareció en 2012 el Centro Nacional de Inteligencia, ahora adscrito a Presidencia.
Una tercera inyección económica al Ministerio no incluida en su presupuesto inicial partió del Fondo de Contingencia del Ministerio de Hacienda, 753 millones de euros destinados a cubrir los gastos en las operaciones en el exterior. Aquí destaca la participación militar española en la operación de la OTAN en Afganistán y de Naciones Unidas en Líbano, participación a la baja que el Ministerio cronometra para reducir su carga sobre el presupuesto, independientemente de la utilidad de nuestra presencia en esos escenarios.
La cifra real del gasto ejecutado desmonta gran parte de los argumentos utilizados para justificar un incremento de los recursos públicos destinados a la Defensa, probablemente infradotada en los últimos años para una potencia media con proyección internacional como es –o quería ser- nuestro país, pero que argumenta sobre cifras discutibles.
Los argumentos defectuosos que circulan con mayor éxito en el sector uniformado y no uniformado de la Defensa en España son los siguientes:

Un 75% del presupuesto se va en pagar nóminas

Tomando como referencia los 8.709 millones de ejecución real del presupuesto, al capítulo 1 le correspondieron 4.488 millones, lo que representa el 51% del total.

Descenso de un 25% del presupuesto desde 2008

Teniendo en cuenta el presupuesto ejecutado e incluyendo los organismos autónomos, el gasto en Defensa se incrementó en 2012 un 7,5% sobre 2011, lejos del recorte del 8% con el que fueron presentados sus presupuestos. La evolución seguida desde el máximo histórico en 2008 es de un descenso modesto y bastante menor que el sufrido por otros ministerios. Tomando el capítulo 6 de inversiones, la cifra de 2012 que pasó de 2.800 millones supera la de 2008, si bien el secretario de Estado argumenta que sirvió para pagar compromisos de años anteriores.

España destina un 0,6% del PIB a Defensa

Si tuviéramos en cuenta la cifra mencionada de 8.709 millones, ya se elevaría al 0,9% del PIB. Los más prestigiosos estudios sobre gasto en Defensa a nivel internacional, ya sea el Banco Mundial, el sueco SIPRI o la propia OTAN, añaden también las pensiones de retiro del personal militar y civil (unos 3.000 millones de euros que aquí paga la Seguridad Social). Estas fuentes elevan el gasto español al 1,2% del PIB o algo superior, el doble del porcentaje reiterado hasta por responsables políticos del propio Gobierno.

ANÁLISIS - LA OPACIDAD NO CONVENCE

Defensa tiene un problema de financiación a raíz de los compromisos generados por los programas especiales de armamento durante los últimos 17 años, para pagar los programas en marcha y –más importante- para afrontar nuevo equipamiento que permita dar respuesta a nuevos riesgos a la seguridad (drones, ciberseguridad…).
El problema de la opacidad de sus cuentas es que no permite basar el debate político sobre cifras reales. Y la tendencia continúa. Pedro Argüelles reconocía el pasado jueves en sede parlamentaria que el Ministerio seguirá recurriendo a créditos extraordinarios a mitad de ejercicio, y ya prevé para este año una inyección que rondará los 1.000 millones de euros: “Lo normal es que estén fuera del presupuesto ordinario, porque eso da capacidad de diálogo y de negociación con las empresas que de otra manera se habría perdido, porque las empresas, sabiendo que teníamos en el presupuesto de defensa 1.500 millones cubiertos, ¿por qué iban entonces a sacrificar su plan de negocio eneste año y reducir la cantidad?”.
Tirana (Albania).
España realiza en Defensa un esfuerzo económico inferior a la inversión de las potencias nucleares, lejos de socios de la UE que duplican o triplican nuestra economía, todos ellos con recortes en marcha en personal,capacidades y presupuesto; pero no son nada desdeñables los 12.000 millones de euros que salen de las arcas públicas.
En ocasiones parece que se quiere para España el gasto en Defensa de EE.UU. (4,5% del PIB), el espíritu nacional de la Albania comunista de Enver Hoxha y muchas veces se mira con recelo a los propios ciudadanos beneficiarios de la Defensa, ya que los españoles parecen tener poca conciencia de lo amenazante que es el mundo de hoy. Un planteamiento ajeno a la realidad presupuestaria y sociológica.
Se dice que el mundo militar es experto en planificación y organización de recursos, e incluso origen del sistema presupuestario español. Mal homenaje se brinda desde el Ministerio de Defensa a esta circunstancia con sus trampas contables. No parece el camino más aconsejable para trasladar a la opinión pública la necesidad de recursos públicos adicionales para nuestra seguridad.

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sábado, 25 de mayo de 2013

Programas de armamento: un recorte sin plan

Análisis

Un recorte sin plan, por Carlos Penedo

Artículo originalmente publicado en Estrella Digital, 23-5-2013.

El Ministerio de Defensa, a los 17 meses del cambio de Gobierno, ha hecho pública al fin la esperada reprogramación de los programas especiales de armamento
En líneas generales se habla de un agujero financiero de 36.000 millones de euros que admite matices millonarios: parte ya se ha pagado, parte no se ha recibido y parte nunca se va a recibir. El problema es que los presupuestos del Ministerio tendrían que hacer frente a un desfase financiero anual de 2.000 millones de euros que ni tiene actualmente ni fue previsto cuando se tomaron las decisiones, confiados en un escenario expansivo que llegado el momento resolvería el problema.
Por una parte, un efecto que podría considerarse positivo de la gravísima crisis económica y del desplome de los ingresos públicos que vivimos es que ha puesto fin a las inercias de la guerra fría en materia de suministro de equipos y material para los ejércitos.
El largo plazo de negociación, concepción y desarrollo de los programas de armamento provocaron que en los últimos 20 años España se embarcara en un proceso de adquisiciones adaptado a un escenario geoestratégico ya desaparecido: el caza europeo Eurofighter, los carros Leopardo, las cinco fragatas transoceánicas de la Armada –o antisubmarinas, o las dos cosas-, responden a un teatro que no es el del 2013.
A título de recordatorio, los compromisos financieros de este ambicioso ciclo de adquisiciones se generaron con 16.000 millones de euros de los programas aprobados en la Legislatura 1996-2000 (fragatas F-100, Eurofighter y carros Leopardo); otros 10.000 millones de la Legislatura 2000-2004 (principalmente aviones de transporte A400, submarinos S80 y helicópteros de combate Tigre); y otros 5.000 millones en las dos últimas legislaturas entre 2004 y 2011 (con los helicópteros NH-90 como programa más costoso).
Las paradojas de la política sitúan a Morenés hoy como ministro de Defensa y en la segunda mitad de los 90 como Secretario de Estado, cuando puso en marcha el sistema de adquisiciones que ahora ha crujido.
Es positivo que el Ministerio de Defensa se haya decidido al fin a tomar medidas para resolver un problema más que financiero, también de gestión, de organización, de política de Defensa e industrial. Con ello no hace más que sumarse a lo ya han hecho países cercanos y aliados como Reino Unido, Francia, Alemania e Italia, si bien todos ellos han suscrito acuerdos bilaterales o de cooperación con socio sinéditos por nuestra parte.
En nuestro caso, a la espera de las explicaciones del secretario de Estado o del propio ministro y del debate parlamentario, parece que hasta este momento se ha encontrado, quizá es lo que se buscaba, una respuesta casi exclusivamente contable.
En líneas muy generales, se reducen pedidos (tercera fase del Eurofighter, blindados Pizarro), se alargan plazos de entrega hasta después de 2015, se confía en la exportación nada menos que de la mitad de los A400 y el planteamiento “restablece la credibilidad ante nuestros socios europeos” y define “un escenario de optimismo” para la industria de Defensa a medio plazo, objetivos y logros estos últimos algo gaseosos.
Quizá la parte más positiva resida en el avance apenas esbozado hacia la centralización de la gestión en la Secretaría de Estado y la reducción de los órganos de contratación, los pasos hacia una agencia de adquisiciones que profesionalice el control de los programas y acabe con la dispersión actual de esfuerzos y responsabilidades entre servicios centrales del Ministerio, ejércitos y empresas.De la información facilitada por Defensa se traduce un esfuerzo de ingeniería financiera para reducir el impacto de estos programas en el déficit público, aplanar la curva de pagos y estabilizar unos compromisos por ejercicio de alrededor de 1.000 millones de euros, que tampoco podrían pagarse con el presupuesto ordinario del Ministerio, lo que requeriría nuevos créditos extraordinarios a mitad de año como sucedió en 2012.
Para llegar a este punto, en el año y medio transcurrido del actual Gobierno se han debido celebrar negociaciones a nivel internacional que han llevado a reducir los compromisos multinacionales firmados sin penalizaciones; negociaciones con los tres ejércitos porque presumiblemente van a ver reducido el control que hasta ahora tenían sobre los programas; negociaciones también con la industria, muy dependiente del Estado como cliente (Defensa e Interior) y abocada quizá ahora a financiar al Estado mediante el aplazamiento de pagos, en devolución de la generosa financiación a coste cero del propio Estado durante las últimas dos décadas. Sería del máximo interés conocer el proceso y los detalles de las negociaciones que han precedido a las medidas presentadas.
A la espera de los detalles, se ha completado el ejercicio de ingeniería presupuestaria de cuadrar unas cuentas que no soportaban el ritmo de los compromisos de pago.
Pero la Defensa supone mucho más que un ejercicio contable. Junto con los números se deben explicar las repercusiones sobre el empleo que tendrá la reprogramación anunciada, empleo importante por su volumen y aún más por su cualificación profesional; la incidencia sobre las capacidades industriales y tecnológicas que nuestro país ha logrado en las dos últimas décadas y cuáles se consideran irrenunciables; la adecuación de las capacidades militares a los riesgos que las justifican; una política industrial asociada a la Defensa; una política de Defensa asociada a la Exterior.
Parece claro que la crisis, y la necesidad de reformar instrumentos de gestión probablemente ineficaces antes incluso de la crisis, requieren medidas contables.
Pero la dimensión del reto obliga a una actuación de mayor coherencia, similar a la realizada en otros países como Reino Unido, donde se puso en primer plano una nueva estrategia nacional de seguridad, de la que derivar una estrategia de Defensa, priorizando riesgos y necesidades, y finalmente una revisión del gasto y los recortes y acciones relacionadas con los medios necesarios para cumplir lo anterior.
Aparentemente el proceso seguido aquí es inverso. La parte contable se impone a la estratégica a la que debe servir.

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martes, 21 de mayo de 2013

Neoalgo, Neomudéjar, Neoviejo

Biblioteca Nacional de Sarajevo.
Algo comparten el Parlamento británico y su Big Ben, la catedral de Colonia y la plaza de toros de Las Ventas: los tres son neo-algo desde el punto de vista arquitectónico o artístico, neogótico en los dos primeros casos, neomudéjar en el nuestro.
El mismo grado de pastiche, de reinterpretación del pasado, de anacronismo, de indudable logro artístico cabría aplicarle a cada uno de los tres.
Somos hijos del nacionalismo del siglo XIX, sistema al que aún no hemos encontrado recambio y de donde procede gran parte de nuestro paisaje ideológico e institucional, también cultural.
Y en la época se produjo un fuerte movimiento arquitectónico marcado por el eclecticismo, que mezclaba elementos de diversos estilos y épocas; marcado por el historicismo, que miraba al pasado para resucitar soluciones arquitectónicas; marcado por el orientalismo, una fuerte querencia hacia lo exótico y el arte islámico.
En parte por influencias foráneas y también con claras raíces autóctonas, entre mediados del siglo XIX y el primer tercio del XX tuvo en España un éxito indudable el estilo neomudéjar.
Siendo rigurosos habría que englobarlo en el estilo neoárabe o neomusulmán practicado también en otros lugares: con este ropaje encontramos el Pabellón Real de Brighton -probablemente el pionero-, la sinagoga de Jerusalén en Praga, la Biblioteca Nacional de Sarajevo, la plaza de toros de Campo Pequeño en Lisboa, el Teatro Fox en Atlanta...
Por nuestra parte, interesa destacar dos aspectos de este estilo neomudéjar hispano-español, que sirvió para construir plazas de toros, pero también iglesias, fábricas, palacios, hoteles y estaciones de tren.
Plaza de toros de la Fuente del Berro (1874-1934), 
también conocida por la de Goya o Felipe II , 
situada en donde hoy está el Palacio de los
Deportes de la Comunidad de Madrid 
(Fuente: http://historias-matritenses.blogspot.com.es/).
Lo primero es que se produce al hilo de una mayor valoración por los propios españoles del arte hispano-musulmán y de Al Ándalus, en parte como reacción a la admiración que los viajeros románticos profesaban por este estilo y su entusiasmo al encontrar Oriente al sur de Europa, bastante más cerca que el Oriente Próximo y Lejano.
Lo segundo es que este revival mudéjar, como el gótico, está muy relacionado con la voluntad de encontrar el espíritu nacional, la búsqueda de un estilo arquitectónico que fuera expresión y símbolo de la Patria. Resulta paradójico que se tomara como esencia nacional un estilo artístico con origen en el modelo sobre cuya negación nació nuestro espíritu nacional.
La prueba del éxito y de la representatividad del neomudéjar -combinado con reinterpretaciones del arte hispanoárabe- es que fue el estilo arquitectónico escogido para construir el pabellón de España en la Exposición Universal de Viena en 1873; París en 1878 y 1889; y Bruselas en 1910, al menos.
Plaza de Toros de Las Ventas, obra de los arquitectos
José Espeliú y Muñoz Monasterio, inaugurada en 1931,
foto de Luis García tomada en agosto de 2012 (Creative Commons).

Sin salir de casa

Una gran ventaja de este territorio donde hemos nacido es que podemos encontrar al Otro, lo exótico y la playa sin hacer muchos kilómetros.
El Otro es aquél contra quien nos posicionamos y ayuda bastante a autodefinirnos, a reforzar nuestra identidad. Para muchos es el musulmán y/o árabe, y aquí los hemos tenido, somos nosotros mismos hace 400 ó 500 años. El Otro está dentro de nosotros mismos, un fenómeno que en manos de Hitchcock hubiera dado para una docena de películas.
El exotismo que buscaban los románticos en el siglo XIX en Oriente también está aquí, como lo prueba el sabor del pepino.
Y la playa y las horas de sol  permiten que no tengamos necesidad de tomar pastillas de vitamina D salvo que residamos más de dos años en Luxemburgo.
Por tanto, y como conclusión, la solución y los problemas están dentro de nosotros mismos. Y la salida a la crisis es una mezcla de viejo y nuevo a partes iguales.

Estación de tren de Toledo, obra de Narciso Clavería, 1919.

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martes, 7 de mayo de 2013

Africom empieza en los Pirineos

El Gobierno ha eliminado el desfile militar que venía siendo el acto central del Día de las Fuerzas Armadas. Puede ser una prueba más de que la crisis financiera, luego política y económica, después crisis social y ahora todas las anteriores y también institucional, nos adormece, recordando la extrema sensibilidad del colectivo militar y allegados durante los últimos años, su carácter reivindicativo y la cascada de elogios que recibía este desfile itinerante. Eliminado. La Semana Santa de Málaga va a tener más presencia pública de las Fuerzas Armadas que el día elegido para honrarlas.
Legionarios trasladan el Cristo de la
Buena Muerte en la Semana Santa de Málaga.
En la parte positiva figura que en este domingo de primavera, de calor, alergias y Comuniones, se mantienen las puertas abiertas, que siempre vienen bien porque se orea la casa. Y que pasará mucho tiempo hasta que el Estado se invente un formato no militar para celebrar el 12 de octubre.
La falta de reacción se observa también en decisiones de mayor calado. El Consejo de Ministros acaba de autorizar a EE.UU. la instalación en Morón de una fuerza de reacción rápida de marines con 500 militares, tropas de combate listas para actuar. Objetivo: claramente el Norte de África y Sahel. Marco: Africom. Va a comparecer en el Congreso para debate y explicaciones parlamentarias el Ministerio de Asuntos Exteriores, no el de Defensa.
La breve nota del Consejo de Ministros dice que el despliegue es temporal, que el marco es el Convenio de Defensa con EE.UU. de 1988 (es decir, gobernaba Felipe González, y fue recientemente renovado por ZP), que los efectivos norteamericanos aún están por debajo de los límites establecidos en el Convenio, y que en 2011 se autorizó un despligue aún más amplio y nadie dijo nada. Demasiadas excusas, ninguna explicación.
Al menos se agradece que no hayan utilizado el argumento económico, como que 500 militares toman muchas cañas en Morón y alrededores, pero todo llegará (aún no lo ha utilizado el Gobierno, sí el PSOE preguntando por la carga de trabajo).
Africom es el mando militar de EE.UU. que abarca todo África excepto Egipto. No confundir con el Consejo Internacional de Museos Africanos, una organización promovida por el Gobierno de Kenia, que comparte acrónimo, tiene un logo bastante más conseguido aunque menos actividad.
Creado en 2007, el Africom militar tiene su sede en Stuttgart, pero parece cada vez más claro que la plataforma de su despliegue es España, en detrimento de otras instalaciones militares de Italia y de centroeuropa.
Y en detrimento de la propia África. EE.UU. no ha encontrado en siete años base africana donde instalar Africom (se habló mucho de la construcción de una gigantesca base en Tan Tan, al sur de Marruecos; ha aparecido recientemente Níger sólo para albergar drones; EEUU tiene una gran base en Yibuti, pero demasiado al Este, a 6.175 kilómetros de Senegal).
Reparto del planeta por el Ministerio de Exteriores de EE.UU. y por el Ministerio de Defensa.
Marruecos fue el primer país en reconocer la independencia de EE.UU. allá por 1777, origen de una relación muy estrecha, aunque dicen que viven un presunto alejamiento en las últimas fechas a cuento de la vigilancia del respeto a los derechos humanos en el Sáhara, que no del respeto. Fruto de ese alejamiento temporal ha sido precisamente la anulación de unas maniobras conjuntas en el marco de Africom, que eso sí ha sido un desperdicio en dietas, 2.300 militares ya desplazados, comparándolo con otros.
En pleno giro de Estados Unidos hacia el Pacífico, a punto de trasladar su maquinaría militar y política hacia Asia, según se dice, las bases militares de utilización compartida por EEUU en España se han convertido en imprescindibles para operar en el Mediterráneo, África y como escala hacia Oriente Próximo y Medio.
Ninguna objeción, algunos incluso consideran que se trata de un avance geoestratégico para nuestro país, salvo que un hecho de esta relevancia merece un debate público, un debate parlamentario y unas explicaciones que no se han producido.
Bella rotonda en Tan Tan (Marruecos).
Un tercer ejemplo de que la crisis adormece nuestra conciencia crítica es que España redujo a la mitad la ayuda oficial al desarrollo en 2012, que ha bajado un 70% desde su máximo en 2008 (en porcentaje del PIB, ha pasado del 0,5% al actual 0,15%). Esto también es marca España.
Saltando de tema, el comité de Asuntos Exteriores del Senado de EE.UU.  ha aprobado una resolución que reconoce el derecho de Israel a atacar a Irán e insta a la Casa Blanca a que cuando eso se produzca cuente con todo el apoyo militar y diplomático de EE.UU. Es decir, que Israel puede hacer lo que quiera y que en cualquier caso contará con el respaldo estadounidense. Información la anterior necesariamente unida al anuncio de que EE.UU. va a vender 10.000 millones de dólares en armamento a Israel, Emiratos y Arabia Saudí para contener a Irán.
En ese marco, las monarquías del Golfo son y serán rocosas por su unidad de destino con EE.UU. en lo económico: ingentes inversiones de petrodólares en EE.UU., ingentes presupuestos destinados a la compra de armamento. Ahí no hay bromas ni se van a permitir.
Eugenio Merino, "Africa exists".
Acabo con un par de referencias rápidas al gremio de los opinadores de la Defensa, donde encontramos finos analistas, pintores de brocha gorda y un tercer grupo que alterna el pincel y la brocha, en este último caso normalmente cuando tratan algún aspecto relacionado con las expectativas personales no alcanzadas.
El que fue jefe de Estado Mayor del Ejército-JEME- entre enero de 2003 y junio 2004, que firma como general R (letra que suele significar reserva o retiro), calificaba recientemente los atentados del 11 de marzo de 2004 como golpe de Estado, avisaba de que recortes en Defensa ni uno más y denunciaba a los gobernantes incapaces y corruptos que han dejado al país en quiebra.
Siendo JEME dijo en relación con el accidente del Yak que “el Ejército no organiza viajes de novios a Cancún”. Años más tarde señalaría que "no resistiremos un tercer ministro ambicioso, trepa y ególatra", en referencia a los dos ministros anteriores, Trillo que lo nombró y Bono que lo cesó.
El caso es que el tal general R es vicepresidente y consejero del Gobierno del Partido Popular en el Consejo Insular de Menorca, en concreto vicepresident segon de Mobilitat i projectes. No está claro qué pesa más de su perfil biográfico cuando ahora habla de escraches, tiros en la barriga,  cristos quemados, preocupación por Cataluña y golpes de Estado.
Otro opinador del estilo es un almirante -éste sin R, pero igual de retirado del servicio activo que el anterior- que ocupó la responsabilidad de segundo Jefe de la Armada, que llama ingenuo e ignorante al presidente del Gobierno (ZP) al que sirvió al final de su mandato. Y anda muy preocupado con la supuesta mordaza que tienen los ejércitos que les impide expresar su opinión, entiéndase opinión política sobre Cataluña.
Pasma la ligereza en la palabra y falta de lealtad con el Estado de algunos militares, no por lo que opinan hoy, sino porque no se explica la alta responsabilidad que alcanzaron; cómo llegaron tan lejos.
Fin: han pasado 45 días desde que conocimos por El País que militares españoles torturaron en Irak. Esas personas o siguen dentro de las Fuerzas Armadas o andan tranquilamente por la calle. Los tiempos políticos, los de la responsabilidad y los de la reputación, nada tienen que ver con los judiciales.

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